jueves, 28 de abril de 2011

Guerra Eterna...

Entre aceros quebrados a mi alrededor,
Mortecinas esculturas de sangre, metal y huesos yacen mezcladas con mi sangre, mi metal y mis huesos.
Han sido tantos años de violencia, tantos años sin descanso,
Mis suspiros han sabido estrellar sus humanidades contra el viento inmolándose
Mis manos han sabido asir una espada y amarla; y estrellarla contra cuerpos, sombras y estrellas
Mis ojos han sabido sangrar luz e iluminar su interior, Mi olfato ha conocido la sangre casi en el preludio de la muerte,
Mis músculos nunca me han sido más conocidos que en sus desbordantes limites, más que en sus propios girones
Y la violencia de un pecho violento en sí mismo no es sino el lenguaje palpitante, absoluto y mortalmente vivificante en que un alma se apropia de sí misma.
Violencia, que no se apropia de un corazón que se rasga, que nace de cada latido y lo vincula con cada gota de sangre y con cada bestia tirante en cada centímetro del cuerpo.
Violencia que no enajena sino que hace propia a mi alma y mi entendimiento que me enfrenta a mí y más allá de mí a los seres que apilo junto a mi propia materia.
Violencia que unifica, que funda mi consciencia; Guerra eterna de un estado de un alma fragmentaria sin telos, sin fin en busca de uno…
Entre aceros quebrados a mi alrededor,
Han sido tantos años de violencia que la paz es un refugio que estremece
Y el corazón se acobarda ante su propia voluntad de derramarse…
Por eso siempre busca guerras, porque el mismo es una guerra y su vida es una guerra,
Y sin embargo aun hay una paz posible y amable,
Mortecinas esculturas de sangre, metal y huesos yacen mezcladas con mi sangre, mi metal y mis huesos y estas esculturas aun me hacen yo mismo.
Mas el corazón aun ama la paz y solo la hallara en su guerra misma, solo cuando la paz nazca de la guerra y esta nueva guerra lo lance arropado de caricias a estrellar su espada rebosante contra estrellas y sombras una vez más…y una vez más… y una vez más…

sábado, 5 de marzo de 2011

Nieve...

Nieve… fria… yerta…
Tan fría que congela mis lágrimas….
Tan yerta que casi huele a pasos imposibles… a besos imposibles… a imposibles
Blanca… Tan blanca como la luz misma y detrás de ella
Tan blanca como la noche oscura de su cuerpo, y del mio…
Tan blanca que se desangra de su blancura
Tan fría que congela los cerezos antes de que caigan…
Tan yerta como esos labios de besos imposibles…
Tan bella como esos cerezos  cautivos, y como la inescrutable extensión de esa blancura…
…tan fría…tan yerta… tan bella… Como aquella caricia, que engaña con su calidez
Tan dulce como la dureza de esa nieve derritiéndose entre mis dedos,
Sublime como  la desesperanza de asir esos cerezos con mi alma
Inútil  como el recorrer tanta belleza surcada de tanta muerte…

氷の花
春の時で
美しく散る
 
Koori no hana
Haru no toki de
Utsukushiku chiru
Flores de hielo
En el tiempo de primavera
Caen esparciéndose hermosamente

… Es ya inútil recorrer tu blancura, mi pequeña labios de cerezo, congelada por la muerte…

domingo, 20 de febrero de 2011

¿Hasta dónde y hasta cuándo?

¿Hasta dónde y hasta cuándo el tiempo nos sigue?
¿Hasta dónde es mi piel aun mi piel y no mi historia dibujando mi rostro?
¿Hasta cuándo, en este mundo, mis sueños configuran espacios reales en su propia dimensión tangente al interior de mis ojos?
Hasta siempre mi aliento se desdibuja, y mi mano arranca un nunca a una historia despostillada
Hasta donde las estrellas tejieron sus nidos, en el fondo de mi pecho, mis alas penetraran hambrientas buscando un viento que las levante
Hasta el cielo y mas allá de este, hasta la eternidad fugaz de cada instante donde tu piel es transparente al suave tacto de mis dedos, hasta ahí te sigue mi tiempo y mas allá mis sueños, hasta ahí, y no mas que hasta ahí me lleva este camino de trozos de historia. ¿Hasta cuándo? Hasta tu último despertar, hasta el eterno retorno de tu nombre y su pregunta por mi vida. Tal vez hasta el límite del mar, tal vez hasta su inicio aquí en mis ojos.
¿Hasta dónde y hasta cuándo el tiempo nos sigue?
Tal vez sea hasta el límite del silencio mismo donde hoy estoy parado.  Suspendido entre profundas sinfonías…
Tal vez incluso no sea  él quien nos siga sino nosotros; sino yo, hombre de hielo, que torpemente corro tras sus instantes de piel, transparencias y recuerdos…




Poema deshilado y sin correcciones escrito en dos tiempos...